¿Por qué te viniste a Antofa?
Olvidemos eso de: “Que tenía de lado esta cosa”, hace días que quería escribir, pero no había tiempo para lanzarse sobre el teclado. Aunque en realidad, el lapso existía, la intención también, pero Messenger jugaba su papel primordial, me ponía a chatear y se me pasaba la hora. Claro es entendible que uno se embale “conversando” con los amigos que, con suerte, ve en dos ocasiones al año, vacaciones de invierno y de verano; porque el salir a estudiar fuera de tu ciudad trae consigo eso, dejar familia, amigos, sentimientos, etc.
Y es exactamente ahí donde quiero apuntar en esta ocasión, es que en estos casi tres años, todavía me toca contar el porqué estoy acá, lejos de Santiago, lejos de mi familia, lejos de mis raíces, ¿lejos?, a la cresta diría yo. He aquí la tercera página del diario de Way Roth.
Luego de titularme como Contador General, del liceo Luis Correa Prieto, decidí trabajar unos meses, para luego hacer un Pre y dar la desaparecida P.A.A. (Prueba de Aptitud Académica) - se entiende ¿no?-. Así me “preparé” durante parte del 2002 para tan temido desafío, que sólo había postergado por no sentirme seguro de un éxito, comprensible tras el hecho de mi formación secundaria netamente comercial.
Era domingo 15 de diciembre del 2002, y previa información medial, los futuros universitarios debíamos reconocer salas; durante el lunes 16 realizar las pruebas específicas de Matemática, Química y Ciencias Sociales; el martes 17 dar las correspondientes de Verbal, Matemática e Historia y Geografía de Chile; y finalizar la semana de exámenes el día miércoles 18 con las específicas de Biología y Física; para esperar que dentro de unas semanas nos entregaran los resultados que enmarcarían cuál sería nuestro futuro durante el siguiente año: estatal, privada, instituto, trabajar, etc.
Y llegó el día… sábado 04 de enero, y con mis amigos -entre los cuales varios habían dado la prueba- decidimos irnos de parranda, para en la mañana saber como nos había ido en la huevadilla. Esa noche nos destrozamos, y como de costumbre ante la prevención de ver un buen carrete, saqué los lentes de sol y los metí en la chaqueta, la cosa era pa’ largo; de todas maneras yo estaba tranquilo, sentía que a pesar de que no estudiaba para el reto -sólo iba al Pre-, me había ido bien.
Nueve de la mañana del día domingo, y llego al depa por la entrada principal, con lentes de sol, el pan para el desayuno y el diario bajo el brazo (clásica); por el otro lado, en la reja posterior, la maga (mi vieja), con las bolsas de la feria, el diario y una sonrisa de 100 metros: “felicidades mi amor, tu tía me llamó anoche porque vio tu puntaje por Internet… me siento orgullosa, te fue muy bien”.
Durante los siguientes tres días, era el período de postulaciones, en la mía figuraban las carreras de: “diseño en comunicación visual”, UTEM; “pedagogía en educación básica”, PUC; “filosofía” -¿?- UCH; llegando a la sexta opción con “periodismo” en la UCN.
Lo que sigue es un poco lógico, quedé en lista de espera de mis primeras cinco opciones, la sexta era la única segura, había que decidir que hacer, las opciones eran: estudiar publicidad en el DUOC, esperar a que se corrieran las listas en las Ues, aplicarse con la criminología en la UTEM, trabajar o venirme a Antofagasta; caminaba por calle dieciocho y tenía a algunos pasos tres de las opciones; he aquí en tercer año de periodismo.
Y viene la pregunta, y sigo respondiendo; ponderé 701 puntos, y digamos que el NEM (Notas de Enseñanza Media) no me acompañó. Podría haberme quedado en Shaguito, pero fue la opción que tomé, y hoy me doy cuenta que fue la correcta; no se imaginan lo cómodo que se me ha hecho estudiar en una ciudad “chica” -comparada con Santiago-, todo está a la mano, -casi todo- además de las cosas que he vivido, de la gente que he conocido, de los lazos que he formado, que para nada hacen arrepentirme de la decisión, sino todo lo contrario; me aseguran que fue la correcta.
Antofa, jamás pensé en llegar a encontrarte gusto a algo, no me agradaban tus paisajes ni tu gente, pero poco a poco te has ido ganando mi respeto; si al fin y al cabo, el chimbombo, el tipex, el pupo, a tota a pesar de lo o ¡u.u.u.u.u.u.u.u! -agáchense que vienen los…- te terminan conquistando, quizás no los ocupas en tu vocabulario, pero sabes que significan y haces caso a su terminología.
<< Home