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Friday, March 31, 2006

El Practicante ««Segunda Parte»»

Con menos encanto y más abrumo, la segunda parte de mi primera experiencia periodística profesional se agotó. Se acabaron los tres meses; los almuerzos contundentes, odiados por todo el personal de La Nación, pero que al lado de los que dan en el casino de la UCN son notables; las responsabilidades laborales; las tardes escuchando al Rumpy; y tantas otras cosas. Esta es la décimo novena página y Way Roth vuelve a ser parte de la masa estudiantil.

Hoy: último día nadie se enoja. Y ante tal oportunidad, con mis compañeros debutantes ayer nos mandamos un carrete en la bodega del diario, cuyo nombre quedó subscrito como: "Entre cebras, colchones, cerveza, pisco y ron", con asistencia de la mayoría de los practicantes, además de personajes clásicos de nuestro querido pasquín.

Quedan los lazos, los contactos y la experiencia. Me llevo un centenar de momentos kodak y muchas anécdotas que relatar a mis queridos amigos en el norte. Con una gota de nostalgia (algo que se está dando mucho últimamente en mi blog), me despido de La Nación.

El primer mes fue un poco más de conocer. Todos llegaban de sus vacaciones, relajados, con sus tostados llamativos, sin ojeras y dando un monitoreo narrativo de cada lugar que visitaron sin querer acordarse del trabajo. Pasados los días de vuelta a la realidad, los ojos se caían y el ánimo se desgastaba. El stress se apoderaba de su accionar.

En estos dos meses publiqué tres artículos. El pendiente “Y el barrio salió del closet” no salió hasta el 26 de febrero. La semana antes, junto a mi partner Cristián nos mandamos “Los Pelacables” que sirvió de pauta posterior para TVN quienes hicieron el mismo reportaje acudiendo a fuentes muy similares. Por primera vez sentí que habíamos dado la pauta a otro medio.

Pero mi mejor nota no llegó hasta el 19 de marzo. “La Ruta de la chela” fue uno de los pocos temas propios que pude desarrollar; se ganó un llamado de portada, dos páginas a color y ningún aviso que apestara la imagen de un buen trabajo. Si bien una semana antes La Segunda había sacado un artículo similar, el mío dio el pie para que al siguiente weekend otros medios reportearan a modo de preocupación la actitud alcohólica de los jóvenes. Obviamente yo no podía ser tan cínico. Lo mío fue un gozado recorrido por los bares que tanto visité en mi año de Preu. Admito que lo sigo haciendo.

Estos dos meses el aire estaba un poco más tenso. Paz nos dijo: “Llegaron en el peor momento". Los cambios que trae un nuevo gobierno se notaban a destajo. Pero todo sirvió para la experiencia. Fue notable haber estado en una etapa de movimientos, de sobrevivencia. La experiencia en un medio periodístico no es sólo el saber reportear o estar al día en la actualidad, sino también el cara a cara, los datos útiles que obtienes de las conversaciones y de las acciones a tu alrededor dentro del medio.

Esta semana se me cayó el tema que tenía. Justo en la última guatié. Ahora lo único que falta es mi evaluación. Apostado hace días está el sobre en el escritorio de Juan Sharpe, quien día a día nos dice: “Recuerden que todavía no los evalúo”. Esperemos sea generoso y también honesto. Creo que me porté bien. Aunque Sharpe no ha parado de decirme “tienes un uno”; sobretodo cuando leyó la hoja impresa con la última frase notable que se mandó. Me dijo: “Quiero comer de la tuya...”. Sin comentarios.

En una hora me voy. Se acabó. Mañana no tengo turno. Mi contrato dice que esto termina el 31 de marzo y yo cumplo lo que firmo. Echaré de menos a esta gente, pero espero nunca perder el contacto. Por fin me daré un descanso. Adiós señores La Nación. Adiós compañeros practicantes. Adiós Jaramillo, Paz, Sharpe, Kirk, De Castro, Alonso, Saleh, Leiva, Sepúlveda, Rojas, Rebolledo, Rosel. Adiós redacción en general. Adiós fotógrafos, diagramadores y correctores. Notable carrete de despedida. El día del cambio; dejo el traje de periodista y me pongo el de universitario. A seis días de partir, “la perla del norte” me espera.