Google

Thursday, March 23, 2006

In the summer time

Recién hace dos días oficialmente el verano se acabó. El equinoccio, las hojas en el piso y las frías noches dan por concluída la temporada. Los recuerdos se apoderan de mi cabeza cual típico dibujo de vuelta a clases para el ramo de Artes Plásticas. Apreto rewind y le doy inicio a la décimo séptima página de mi diario personal; el archivo de Way Roth.

Ya se acaba marzo. Gran parte de mis compañeros ya están asistiendo a este entretenido semestre que nos trae regalos como “Literatura Universal Contemporánea”, “Electivo Teológico” y por último pero no más entretenido “Periodismo Científico II”. Una sutileza, una gentileza. Me traje cosas pendientes, dejo otras tantas en los baúles que no me llevo. Cuento los días al 5 de abril -fecha antepuesta por mi persona para partir a Antofagasta- con la ignorancia de no saber si quiero o no quiero que llegue aquel miércoles.

Mis amigazos capitalinos ya lloran mi partida. Ha sido un verano notable. Carretes memorables, situaciones sin igual. “La Nona” se transformó en nuestro segundo hogar y el “Masitas” en nuestra cocina hogareña. Por lo menos una vez a la semana hacíamos el recorrido a ambos locales, y a veces más. Sin respetar ni días de la semana, ni domingos, menos festivos.

Cientos de imágenes quedaron en mi retina: Zapallo, Isma y yo deslumbrados por el ambiente del after hour clandestino que salvó nuestra desolada noche navideña: "Le pusimos weno". Mi cara de baboso cuando chateaba por MSN con Amelié; su risa incontorlable por mi "humor diferente". Naty, Niny, Isma, Pelao, Xime y yo viendo como Zapallo caía desde las escaleras de “La Fábrica”; más tarde llevando el C-H-I en el mercado; y finalmente fuera de su casa a pies descalzos y con los pantalones abajo mostrándole a todos sus boxer de “Bob esponja”.

El maratónico piscinazo, con asado, bebestibles y fumables; junto a Alex, Hugo y demases; y con los mismos personajes La “Fiesta de la Cordillera” (ver posteo anterior). Zapallo tirando las sillas de playa. Las carreras en el auto del Yayo, al regreso de cualquier carrete. El casorio del Huevo con la Karen. La Love Parade. La Michu en su capítulo más bochornoso; y en días posteriores los gritos de su mamá por teléfono. Las noches de locura. Los días de caña en el diario. Las entrevistas con la SCA, Villouta, Parra, el Negro Piñera y varios personajes más.

Tamara, mi sobrinita de un año cuatro meses, riendo mientras yo hablaba por teléfono; tratando de decir “Carlos” con un incomprensible “Atnn”; y pidiéndome que bailáramos cada vez que tocaban algo, lo que sea, en la radio o la tele. Janis, mi otra sobrina, de seis meses, riendo cuando hablo pelotudeces. Los carretes en Viña con la Vinni. Santana dando una cátedra de música en el Nacional; y luego en el noticiero de Chilevisión mi cara respondiéndole a Carola Jiménez: "Fantástico, los músicos son sensacionales".

Los pocos días de ocio. Los mensajes, los llamados, los correos. La música, los bailes, las risas, la juerga. Los reencuentros. Las vueltas de la vida que siempre se presentan. Mi familia, mis amigos, mi gente. Todo.

Que las pilas se recarguen. Se fue el verano. De vuelta a los estudios. Aprovecharé los primeros días de otoño que me tendrán apostado en mi casa. Compraré los pasajes, tomaré más recuerdos y nuevamente contaré las horas que me quedan en Santiago, sin saber si quiero estar acá o allá. Sur o no sur.