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Tuesday, January 31, 2006

El Practicante ««Primera parte»»

Antes de la página quince y después de la trece. Antes de la paga, las quejas, los pelambres y las idioteces. Después de que Jorge Olave (editor de La Nación) me ofreciera escribir para la versión en internet del diario, de que a través de un mail haya convencido al propio Olave que mi sección era cultura, luego de un mes de pertenecer al team La Nación Domingo. Aquí un cúmulo de anécdotas y personajes. La primera parte de la experiencia periodística de Way Roth.

Llegaba a la hora estipulada, con pinta un poco más decente que de costumbre ante la previa de no haberme informado bien sobre la vestimenta de trabajo como periodista de La Nación. “El carnet”, fue el pedido del guardia ante mi solicitud de entrada. Subidos los peldaños al tercer piso, acabada la escalera a mano izquierda derecho al fondo la oficina de “Glorita”, la secretaria de Rodrigo de Castro, subdirector responsable del diario. Poco a poco el recinto fue llenándose de alumnos practicantes con cara de esperanza y buena gente, todos con pintas similares a la mía, uno que otro más arreglado -se hizo lo que se pudo-.

Una hora antes que yo llegó Danilo, posteriormente Natalia, Marcos y Cristián. Los cuatro primeros éramos los “Culturales”, el último el “Dominguero”. Cerca de una hora y media después de mi arribo, Carla Alonso, una pequeña y simpática niña rubia periodista de la sección de Sociedad y LND, que parecía más alumna en práctica que varios de nosotros, nos llevó a nuestros respectivos aposentos laborales. Instalados en “Qurturra”, nos daban la bienvenida quienes serían nuestros colegas. Franco Fasola, Javier García, Ernesto Bustos y posteriormente de camisa arremangada con tatuajes en los brazos y una mochila de universitario rockero de la década pasada, aparecía Rodrigo Quiroz, editor de la sección.

Cafés y bebidas fueron la tónica de bienvenida en un local instalado a la vuelta del diario por calle Teatinos, que al parecer los trabajadores de este medio frecuentan reiteradas veces. En la mesa Natalia, Danilo, Cristián, Marcos y yo, comentamos más o menos cual había sido nuestra experiencia en el mundo universitario ligado a lo periodístico y comunicacional en general. Abandonamos el recinto y nos dirigimos de vuelta al diario. Pasada ya la tarde luego de almorzar y que nos tomaran las respectivas fotos para las credenciales, Quiroz nos informa que uno de nosotros debía irse a LND, para cubrir el área de Magazine y Sociedad. Nuestra decisión fue: “Mañana en la mañana, lo hacemos con papelitos, al que le toca, le toca".

Llegado el plazo, los papeles encima de una mesa fueron soplados por García, y el mío fue el seleccionado. Natalia me mira con cara de pena, porque a pesar de que solo habíamos compartido un día, ya éramos un equipo. Con la cola entre las piernas me dirigí a la oficina correspondiente. Ahí, más botado que Kino con siete puntos y con una cara de aburrimiento estaba mi nuevo partner (aunque ya conocido) de labores, Cristián. Durante lo corrido de la tarde se dejaron caer los primeros “rostros” del equipo de trabajo. Gonzalo León, Alejandro Kirk, Juan Sharpe, Javier Rebolledo, Carmen Sepúlveda y la ya mencionada Carla Alonso.

Juan Sharpe, subeditor a cargo del barco en ese momento ante las vacaciones de Pablo Azócar editor de la edición dominical, me da la bienvenida oficial a la sección del diario, que más parecía un diario aparte un poco más desordenado y con menos implementos, o sea los practicantes al acecho del primer PC que se desocupara sin importar el motivo, pero siempre para trabajar como prioridad.

La primera semana nuestra misión, ante una pauta ya compuesta, era la de velar por el buen recorrido de los artículos desde la edición, pasando por Sharpe o Kirk (porteriormente Azócar, Miguel Paz o Betzie Jaramillo) Antonio (editor de estilo), fotografía, diagramación, correctores, hasta la vuelta en las manos del editor a cargo para su visto bueno y fichaje. Una pega fome pero necesaria.

Ya pasada la primera semana luego del último debate presidencial que amerito una portada más que estatal en las páginas de “nuestro” diario, obtuve mi primera opción a publicar. Mi propuesta fue la SCA (Sociedad de Comediantes Anónimos) del Vía X y Juan Sharpe me dio el “Ok”. El mismo día concreté la entrevista y el martes en medio de varias chelas la realicé. A la cita asistieron Pablo Erazo, Juan Pablo Flores y Sergio Freire, guionista y actores, respectivamente. El jueves ya estaba en el horno para los cortes y tostaduras que Sharpe decidiera en su papel de editor agregarle o quitarle a mi texto. El domingo apareció así mi primera publicación. Contento yo, agradecidos los chicos de la SCA, chochos mis viejos y orgullosos mis amigos. Buen artículo.

Esa semana también me toco conocer a Pedro Lemebel. En la ocasión -situación que fue fruto de comentarios para las siguientes semanas y más- al escritor le dijo a Sharpe, luego que este le sobara el lomo ante su indignación porque cuando llegó no estaban los capitanes del equipo: “Porque no me pagan con un estudiante en práctica”. ¡Que, que! Juan, siempre con su buen humor (cada vez que venían a dejarnos cafés del haití, agarraba pa’l hueveo al correspondiente emisario preguntándole en ocasiones; ¿Nos podí traer unos pitos?... o ¿ Cuándo nos van mandar una minita con traje?) nos comentó la petición de Lemebel, pero la invitación posterior a formar parte de la paga a un columnista de LND, se extendió a todo el diario. Creo que nadie aceptó.

Para el septenario siguiente hubo cambio en el equipo, ya había llegado Betzie, Paz volvía de Argentina. Kirk y Sharpe se retiraban por vacaciones. Con estos dos últimos, el sábado del cierre de la edición anterior, nos fuimos a comer y beber vino en una amena conversación, al loft de Alejandro ubicado en Moneda casi llegando a la carretera. Otro corte.

Por esos días tuve mi segunda publicación. La pega era tediosa pero entretenida: resumir el camino de Evo Morales previo a la asunción a la presidencia de Bolivia y como se veía esto en la región. He ahí en las páginas de esa edición de día 22 de enero, “Sin terno ni corbata”, mi segundo artículo un poco de política internacional con el toque de mi estilo personal, que según mis cercanos tiene ciertas características particulares.

Durante la semana recién pasada comencé a gestar mi tercer aporte periodístico que incluyó mis primeras salidas a reporteo callejero, pero solo entró en la pauta de hoy lunes. Como ya estaba prácticamente listo el artículo, quedé como material dispuesto para cualquier petición de reporteo colaborativo. El new Gay Town Friendly chilensis es mi tema, del cual no adelantaré mucho ya que la idea es que compren el diario o vean su versión en internet y lo lean.

Y acá estamos en el último día de mi primer mes, con dos carretes periodísticos programados para la semana, hoy en el “Capital”, organizado por el LUN y el viernes nuevamente en el Bella pero sin un lugar específico organizado por mi partner (Cristián) y quien les habla, perdón escribe. Buena gente, buenos personajes, el carismático Sharpe, el trotamundo Kirk, el desconfiado Azócar, el sin igual León, el mechoneador de practicantes Paz, la “chic” Sepúlveda, la energética Betzie, la tierna Alonso, Agosín, Rebolledo, Tejeda, Lemebel, Antonio, Quiroz y demases. Uno de tres meses de práctica, con dos publicaciones, medio día de insomnio, una lista telefónica y un poco de experiencia en el cuerpo. El 2006 de a poco comienza a desplazar al 2005. Un perro en el año del perro, quizás sea la mezcla perfecta.