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Monday, March 27, 2006

Peligro



Tengo ganas de pelar el cable; lo admito. Quiero relajo, quiero abertura de mente, quiero no trabajar, quiero vacaciones; y recuerdo que acabado esto se viene la universidad, la tesis, Antofagasta y todo lo que depara el cuarto año de la carrera. ¡Nooo...!

Con todo esto y sin ello. Pensando en lo que viene, en lo que quiero, en lo que dejo; miré la oficina y me largué a escribir. Algo fuera de contexto en forma de autoterapia anti-stress. Quise ser malo alguna vez en la vida y casi lo logro. En busca de aquella imagen demoníaca va mi décimo octava página. Way Roth in the hell.

"Mi nombre es peligro", era mi himno. Usaba cuchillo, usaba motosierra, usaba todo. Quiero volver a ser venenoso. Un hueon pesado que no pesca a la gente. Quiero ironía... Quiero maldad. Busco en Internet pasajes al infierno con ticket para juegos macabros y cine lujurioso. Estadía de una semana entre el calor y las llamas; un hotel cinco estrellas, con piscina de lava y martini en las rocas.

Hurgo en mis recuerdos, hasta en mis vidas anteriores. Nada del extracto deshumano queda en la memoria. Quiero jugar ajedrez con Bin Laden; hablar por teléfono con Bush; chatear con los cabecillas de la ETA; invocar a Hitler, Zar Nicolás II o Mussolini; andar en auto con Darth Vader y tomarme un café con Pinochet.

Perdí mi lado arrebatado y demoledor en alguna parte de Santiago. Arruiné mi estampa de cabrón; el ángel de momento le ganó al diablo. Necesito una gota de aquella desolada estirpe no casta. Instrospecciono en busca del libido evaporado por las buenas intenciones. Mi mano en busca de la anciana que cruza la calle; acariciando el pelo de un niño; entregando cien pesos al cojo de la micro; no quiero ni mi palma, ni mis cinco dedos.

Rastreo las marcas de locura y encuentro tranquilidad. Quiero un exterminio de ideas benevolentes; una sombra de duda en el acto humanitario; un descenso al centro terrenal; a lo siete infiernos de Buda; a la intemperie de lo suburbios. Tener esclavos, dominar al mundo... Hacer sufrir. No quiero que mi cara tenga bondad; persigo un corazón de hierro, busco aceite por mis venas. Me desquicio. Quiero poseer cada uno de los pecados capitales; la ira, el orgullo, la avaricia, la gula, la lujuria, la pereza, la envidia, la ira.

Quizás en busca de una dosis de maldad, exageré un poco. Por más que me guste el dolor, tenga ironía en mi lengua y veneno en mi saliva, no lograré ser amigo del diablo en mi irrisorio hablar. No encontraré mis cinco minutos de gloria en honor a la demencia trastocada y demoníaca. Sólo soy un noble. Aunque siempre uno encuentra en un rebaño a ese lobo con piel de oveja. Soy un estepario, un licántropo. Quizás a escondidas, algún día, logre llamarme peligro.